Páginas

martes, 2 de junio de 2015

Es complicado no imitar lo que has vivido como alumno

Fuente
Desde hace muchos años que le estoy dando vueltas a una inquietud: la baja autoestima que hay entre el colectivo docente y el poco reconocimiento a la gran labor que hacen.

Siempre he pensado que los docentes tienen una gran labor en sus manos y que no tienen el apoyo (moral, institucional, social...) que realmente se merecen. Ser docente es un trabajo duro (por muy motivado que puedas estar), y no es fácil empezar en este trabajo y, aún menos, querer hacer las cosas de forma distinta a como las has vivido (tal vez esta frase ahora pueda quedar un poco descontextualizada pero no os preocupéis que os pondré un símil muy claro para explicarme mucho mejor).



La mayoría de personas cuando eligen una profesión a la que dedicarse, salvo casos excepcionales, no habrán tenido un contacto directo con esa profesión, ¿cuántas oportunidades habrá tenido alguien que decida ser médico, arquitecto, soldador, ingeniero, pastelero... de tener contacto y vivir en primera persona este mundo? ¿cuántas veces a lo largo de su vida habrá podido interaccionar con este mundo? Estas vivencias, en la mayoría de ocasiones esporádicas, ¿tendrán algún tipo de influencia en su forma de trabajar en el futuro?

Ahora situémonos en el caso de alguien que decida dedicarse al mundo educativo. Esta persona ha vivido en primera persona el sistema educativo, desde Infantil hasta Universidad o CFGS, eso significa que durante unos 18 años ha tenido la influencia de muchos docentes. Por mucho que nos pese, hay una influencia muy fuerte de las prácticas educativas y metodologías vividas durante nuestra escolaridad para la persona que se quiera dedicar a la educación. Las personas aprendemos por imitación (las famosas neuronas espejo) si la mayoría de experiencias que vivimos como alumnos se basan en la memorización, la transmisión y, en definitiva, la pedagogía bulímica, ¿cómo vamos a lograr que se cambien las dinámicas en el aula?

Muchas veces he oído a gente del mundo educativo decir que no entienden como los docentes recién salidos de los estudios pueden utilizar métodos transmisivos en sus clases, pero si nos ponemos en la piel de un docente primerizo con la responsabilidad de tener que dar clases (normalmente avisado casi de un día para otro) es más que normal que se acaben replicando las metodologías imperantes vividas como alumno que son mucho más fáciles de gestionar ("abrid el libro por la página 32, tema 2").

La inseguridad a lo nuevo y el miedo a saber si lo harás bien te hacen caer en aquello que has vivido durante más tiempo. Lo complicado es no dejarse llevar por aquello que es fácil y sencillo y poco a poco intentar hacer otras dinámicas más activas en clase, dinámicas más complejas de gestionar, reutilizar y crear tus propios materiales... pero de nuevo, esto es complejo: ¿cómo poner en práctica metodologías que no has vivido? ¿cómo ir a contracorriente de lo que hace el resto de tu claustro? ¿cómo "experimentar" con unos alumnos los proyectos que te has sacado de la manga? ¿cómo tener tiempo en pensar otras formas de hacer cuando no tienes tiempo para preparar nada?. Si no eres una persona con los principios claros, a quien no le importa fallar para aprender, es muy complicado de gestionar.

Por ese motivo, creo que el colectivo docente necesita alguien que le acompañe y asesore durante su labor docente, que pueda escuchar sus dudas y problemas, que pueda tener el punto de vista externo a su día a día y que haga sacar lo mejor de él en cada momento.

Seguiré dándole vueltas a este tema porque tengo algunas ideas en relación a esta inquietud y las iré compartiendo con vosotros! Si vosotros también habéis pensado sobre esto y tenéis ideas, no dudéis en compartirlas! :D

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por comentar en el blog, todas las aportaciones son bienvenidas y me ayudan a seguir adelante con ello!

Un saludo!